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La industrialización en América Latina y el Caribe: retos y oportunidades
La capacidad de los países de ALC para aprovechar las oportunidades dependerá de sus respuestas políticas basadas en datos fiables
Por Diego Masera
Abril 2022
La industrialización sostenible se mantiene como una vía importante para que los países en desarrollo logren un crecimiento económico y, puedan alcanzar los objetivos socioeconómicos y ambientales de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, específicamente el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 9, que promueve un desarrollo industrial inclusivo y sostenible (DIIS).
La industrialización sostenible e inclusiva ha cobrado gran importancia como parte de la solución a los impactos del COVID-19 y del cambio climático. Lograr una “reconstrucción mejor y más ecológica” se ha convertido en el objetivo de muchas naciones, y la industrialización sostenible e inclusiva es fundamental para conseguirlo. Además, la digitalización está surgiendo como un requisito para una transición ecológica, ya que la mayoría de las nuevas tecnologías se basan en o utilizan los sistemas digitales.
En este contexto, se puede ver un consenso renovado sobre la necesidad de que los gobiernos desempeñen un papel decisivo al diseñar el modelo de industrialización. En los últimos años, más de 100 países en el mundo han introducido formalmente políticas industriales.1 La mayoría de estas políticas industriales van en línea con el ODS 9, que continúa siendo una guía para evaluar el progreso de los países en materia de industrialización.
Sin embargo, la industrialización no ha progresado de manera uniforme en el mundo. El sector manufacturero de América Latina y el Caribe (ALC) ha ido perdiendo su importancia económica relativa en las últimas décadas, y su valor agregado se encuentra actualmente en un mínimo histórico (ver siguiente figura). Aunque la fragmentación de las cadenas de valor, caracterizada por la deslocalización de ciertas actividades productivas hacia los países en desarrollo, es una consecuencia natural de la globalización; ALC ha permanecido en la periferia de estos cambios. La región no sólo no ha participado substantivamente en las cadenas de valor internacionales, a diferencia de Asia, sino que tampoco ha logrado defender sus mercados de consumo frente a competidores internacionales emergentes. En consecuencia, la integración de los países de ALC en las actividades productivas ha sido escasa, mostrando además su dependencia de las importaciones manufactureras de fuera de la región.
Valor añadido de la industria manufacturera per cápita (dólares estadounidenses constantes de 2015)
Fuente: IAP con datos de la base de datos VAM 2021 de la ONUDI.
La falta de capacidad de la región para aprovechar las cadenas globales de valor (CGV) refleja un abandono prematuro de las políticas industriales durante los años noventa y la primera década del siglo XXI en favor de las políticas económicas neoliberales asociadas al Consenso de Washington. En lugar de internacionalizar su producción, los países de ALC experimentaron una desindustrialización prematura y la internacionalización de sus mercados de consumo interno. La importancia relativa del sector industrial de ALC ha disminuido aún más tras la crisis del COVID-19 (figura anterior), y se estima que el crecimiento anual del valor agregado manufacturero (VAM) se contrajo un 12% en 2020, lo que supone el mayor descenso a nivel global.
Desafíos para el desarrollo industrial: La lucha contra el cambio climático y la creciente digitalización
Algunas de las transformaciones, causadas por los desafíos globales anteriormente mencionados, tienen un impacto negativo en los países de ALC, pero también pueden ofrecer una oportunidad para que la región vuelva a encarrilarse y fomente una industrialización acorde con el ODS 9.
El cambio climático
Las medidas de adaptación y mitigación del cambio climático son algunos de los principales impulsores de las reformas legislativas y normativas que dan forma a las redes de producción nacionales e internacionales. Además, el cambio climático exige una drástica transición energética hacia soluciones sostenibles y cambios en los patrones de consumo, lo que a su vez repercute en las prácticas de producción. En consecuencia, es importante aprovechar la política industrial para facilitar un crecimiento sostenible. Como demuestran los costes iniciales de I+D de las tecnologías verdes, con base en los efectos positivos sociales y medioambientales y la infravaloración de las emisiones de carbono, parece haber un desajuste entre los beneficios financieros y sociales de las inversiones.2 Se están incorporando cada vez más a las estrategias industriales, tanto de los países avanzados como de los países en desarrollo, medidas centradas en la oferta para incentivar, entre otros, la descarbonización, las energías renovables, una mayor eficiencia de los recursos, los materiales ecológicos y las prácticas de economía circular.
Digitalización
El mundo está entrando en la Cuarta Revolución Industrial (4IR), que se caracteriza por el auge de las tecnologías revolucionarias, la manufactura avanzada y la digitalización. La pandemia del COVID-19 ha acelerado la transformación del panorama productivo mundial e intensificado la adopción de tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial (IA), la robótica, el big data y el Internet de las cosas (IoT). Según el Informe sobre el Desarrollo Industrial 2020 de la ONUDI, tales tecnologías se concentran en gran medida en las economías avanzadas.3 Los países de ALC, salvo pocas excepciones, evidencian un rezago en la adopción de tecnologías avanzadas de producción. Incluso los países con mayor participación en la industria manufacturera, como Argentina, Brasil, Colombia y México, son más bien consumidores de tecnologías (avanzadas) importadas que desarrolladores de las mismas. Esto indica que existe una falta de capacidad en los países de ALC para desarrollar, absorber, desplegar y difundir tecnologías más avanzadas. La relevancia de esto último radica en que la capacidad de producción industrial es uno de los principales determinantes para la adopción de nuevas tecnologías.
"Las medidas de adaptación y mitigación del cambio climático son los principales impulsores de las reformas legislativas y reglamentarias que están dando forma a las redes de producción nacionales e internacionales."
Seguimiento y análisis referencial del progreso hacia una industrialización sostenible
Hay una serie de indicadores clave para comprender mejor y monitorear el progreso alcanzado hacia la consecución de una industrialización sostenible y el ODS 9. Para el propósito de este artículo, se han seleccionado los siguientes tres indicadores: a) emisiones de CO2 (kg de CO2 por unidad de VAM - dólares estadounidenses constantes de 2015; b) valor agregado de la industria de tecnología media y alta como proporción del valor agregado total (%), y c) adopción de tecnologías digitales en las empresas manufactureras de ALC.
En la siguiente figura, se ilustra la eficiencia medioambiental de la producción industrial de varias regiones en términos de emisiones de CO2 por unidad de VAM. Entre las regiones incluidas, ALC destaca como la región con mejores resultados en cuanto a las emisiones de CO2, con emisiones de carbono muy por debajo de la media de las regiones en desarrollo y que, además, han ido disminuyendo (es decir, mejorando) desde inicios del siglo XXI. Esto puede deberse al uso generalizado en la región de tecnologías energéticas renovables o de baja emisión de carbono, sobre todo en Brasil. Las fuentes renovables representan casi la mitad del consumo total de energía de Brasil, con el 65% de la electricidad del país generado de centrales hidroeléctricas (en comparación con la media mundial de sólo el 15%).
Promedios regionales de emisiones de CO2 para los países y subregiones de ALC
Nota: Las cifras presentan los datos como medias regionales para los países y subregiones de ALC (México está incluido en los datos de América Central).
Fuente: IAP con datos de la base de datos VAM 2021 de la ONUDI y AIE (2020), Emisiones de CO2 procedentes de la combustión de combustibles.
La proporción de la industria de tecnología media y alta en el valor agregado total (siguiente figura) ofrece una indicación (imperfecta) de los cambios en la especialización dentro de la industria manufacturera a lo largo del tiempo. ALC se queda atrás con respecto a otras regiones y América Central (excluyendo a México) y el Caribe muestran un rendimiento particularmente bajo. Sin embargo, México es una excepción, con una proporción de casi el 40%, atribuible principalmente a su participación en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Valor añadido de la industria de media y alta tecnología en relación con el valor añadido total (%)
Fuente: IAP con datos de la base de datos CIP 2020.
El débil desarrollo tecnológico de la región de ALC se refleja también en otros indicadores. Una reciente encuesta de la ONUDI muestra que sólo 13% de las empresas manufactureras de la región hacen uso de tecnologías digitales avanzadas (ver siguiente figura). Si bien esta brecha es menos pronunciada en países como por ejemplo Argentina y Brasil, que en otros, como Bolivia, la cifra sigue siendo inferior al promedio de los países de ingresos medios en Asia (19%)
Adopción de la tecnología digital en las empresas manufactureras
Nota: "Analógico": sistemas estándar no basados en la microelectrónica; "Rígido": máquinas no integradas; "Lean": automatización total o parcial; "ADPTs": tecnologías informatizadas/inteligentes tanto para los consumidores y la producción.
Fuente: Calza, E., Lavopa, A. y L. Zagato (2021) Tecnologías digitales avanzadas y resiliencia industrial durante la pandemia de COVID-19: una perspectiva a nivel de empresa.
"Las tecnologías avanzadas de producción digital y la transición a actividades de producción más sostenibles tienen el potencial de redefinir las industrias tradicionales y crear otras nuevas, reestructurando así el sistema de producción internacional y transformando las cadenas globales de valor (CGV). "
Transformar los retos en oportunidades
El uso de tecnologías digitales avanzadas para la producción y la transición hacia actividades productivas más sostenibles tienen el potencial de redefinir las industrias tradicionales y crear otras nuevas, reestructurando así el sistema de producción internacional y transformando las cadenas globales de valor (CGV). Sin embargo, estos cambios implican riesgos, así como oportunidades para la región de ALC.
Por un lado, es más probable que la automatización y las tecnologías digitales sustituyan a las tareas poco cualificadas, lo que podría llevar a algunos países avanzados a deslocalizar algunas de sus actividades productivas. Esto supone una grave amenaza para el desarrollo socioeconómico de la región de ALC, que tradicionalmente ha operado en actividades ascendentes de las CGV. La reducción de los empleos manufactureros poco cualificados afectará de forma desproporcionada a los grupos más vulnerables, agravando así las desigualdades sociales y de ingresos. Por otro lado, las tecnologías digitales también pueden crear nuevas oportunidades de empleo en actividades complementarias, aunque principalmente en las categorías de empleo de alta cualificación.
Los países de ALC son especialmente vulnerables a los efectos físicos del cambio climático, que suponen un determinado riesgo para los países menos desarrollados, los grupos vulnerables y las economías costeras y dependientes de sus productos básicos. Por lo tanto, la transición hacia una economía circular representa una oportunidad para la región. Las economías de ALC, que dependen en gran medida de sus recursos naturales, pueden promover la diversificación intrasectorial y generar un mayor valor agregado a partir de los subproductos.4 Por ejemplo, un estudio de la CEPAL y la Organización Internacional del Trabajo (OIT)),5 estima que la implementación de los principios de la economía circular podría añadir un total neto de 4,8 millones de empleos en la región para 2030.
Algunos países de ALC han trazado trayectorias con miras al futuro y desarrollado respuestas estratégicas a estos desafíos globales. Entre ellos está la "Visión 2032 de Colombia, la Visión 2030 de México, la Hoja de Ruta Nacional hacia una Economía Circular en el Sector Industrial de Perú, el Plan de Acción Nacional de Economía Circular de Uruguay y el Programa Estratégico de Industrias Inteligentes de Chile 2015-2025". Otros países, como Argentina y Brasil, han creado grupos de trabajo para debatir sobre los retos existentes y cómo abordarlos.6 A pesar que se intensifica la competencia industrial y tecnológica, la región de ALC sigue estando muy por detrás de las regiones desarrolladas, e incluso de algunas regiones en desarrollo de Asia.
En última instancia, el impacto tanto del cambio climático como de la digitalización y la capacidad de los países de ALC para capitalizar las oportunidades de productividad y empleo dependerán de sus respuestas políticas basadas en datos fiables. La región tendrá que implementar un rango considerable de políticas industriales, de educación e inversión en investigación y desarrollo, si quiere adquirir con éxito las capacidades industriales y tecnológicas necesarias, y desarrollar las competencias, instituciones e infraestructura digital requeridas para lograr un desarrollo industrial sostenible e inclusivo.
"El acelerador del ODS-9 promueve la cooperación Sur-Sur reuniendo a las partes interesadas y facilitando el acceso a los servicios técnicos y los conocimientos en los sectores prioritarios."
En este contexto, la ONUDI ha presentado el Acelerador del ODS-9, una plataforma de colaboración, comunicación e información que ofrece a los responsables de la toma de decisiones, a los expertos y a la sociedad civil una ventana de oportunidades para el intercambio de conocimientos, herramientas y buenas prácticas en pos del ODS 9. La red promueve la cooperación Sur-Sur reuniendo a los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado, y facilitando el acceso a la asistencia y conocimientos técnicos en sectores prioritarios. Además, incluye oportunidades de creación de capacidades, así como ofrece actividades para apoyar a los gobiernos en la formulación y aplicación de políticas industriales que aborden y respondan a los desafíos globales y su impacto en la región.
- Diego Masera es Director Adjunto del Departamento de Programas, Alianzas e Integración sobre el Terreno y Jefe de la División de América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI).
Referencias
1. UNCTAD (2018) Informe sobre las inversiones en el mundo 2018 .
2. Rodrik, D. (2014) Política industrial verde. Oxford Review of Economic Policy.
3. ONUDI (2020) Informe sobre el Desarrollo Industrial 2020. Industrializar en la era digital. ONUDI.
4. Schröder, P., Albaladejo, M., Ribas, P. A., MacEwen, M. y Tilkanen, J. (2020) La economía circular en América Latina y el Caribe. Londres: Chatham House, Royal Institute of International Affairs.
5. CEPAL, OIT (2018) Situación del empleo en América Latina y el Caribe.
6. Santiago, F. (2018) Dices que quieres una revolución: enfoques estratégicos para la Industria 4.0 en países de renta media. Serie de documentos de trabajo sobre desarrollo industrial inclusivo y sostenible 19/2018. Viena: ONUDI.
Descargo de responsabilidad: Las opiniones expresadas en este artículo son las de los autores, basadas en su experiencia y en investigaciones previas, y no reflejan necesariamente las opiniones de la ONUDI (leer más).
*Esta columna fue publicada originalmente el 21 de abril de 2022 por la Industrial Analytics Platform (IAP) de la ONUDI, un centro de conocimiento digital que combina análisis de expertos, visualizaciones de datos y narraciones sobre temas de relevancia para el desarrollo industrial.