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ONUDI introducirá mejoras tecnológicas al proceso poscosecha de semillas y granos de leguminosas en la comunidad de pequeños productores de Espinital, estado Portuguesa
Entre las leguminosas, la caraota y el frijol constituyen los componentes más comunes de la dieta del venezolano. Estos granos son fuentes de proteína y de elementos minerales esenciales de alto valor nutricional y bajo costo, que forman parte importante de la dieta alimenticia de los sectores de la población más vulnerables y de escasos recursos económicos. Sin embargo, en Venezuela son consumidas por todos los estratos socioeconómicos, siendo rubros claves y estratégicos en la seguridad alimentaria (Berroteran, 2013).
El cultivo de caraota y frijol se realiza prácticamente en casi todas las regiones del país y en condiciones variadas de suelo y clima. Gran parte de la producción está en manos de pequeños y medianos productores. Asimismo, también se desarrollan sistemas de producción con uso intensivo de tecnología media, siendo utilizados como cultivos de rotación por buena parte de los productores empresariales (Morros, 2001).
Los pequeños agricultores y la agricultura familiar, constituyen una parte importante en la seguridad alimentaria del país, produciendo alimentos para autoconsumo y la generación de excedentes para los mercados locales. El principal desafío que confronta el sector productivo de estos rubros es superar el estancamiento que presenta actualmente la producción, caracterizada por una limitada competitividad y rentabilidad de sus cultivos, y por el uso de variedades y semillas de bajo valor productivo y calidad.
En los diagnósticos de las Cadenas de Valor priorizadas, realizados por ONUDI entre 2018-2019, se determinó que una de las principales restricciones encontradas en la Cadena de Valor de las Leguminosas de Granos fue la limitada producción y disponibilidad de semilla local-artesanal, que garantice la atención de la demanda de los pequeños productores, agricultura familiar y comunidades rurales. Un factor que incide en esta restricción, es la escasa utilización de tecnología básica de procesamiento y tratamiento de semilla, que permita disponer semilla de calidad superior, que contribuya con la mejora de la productividad de sus cultivos, así como en la disminución de las pérdidas y daños poscosecha, tanto semillas como en granos de consumo.
En Venezuela, el Sistema Informal de Producción de Semillas (SIPS), está representado por pequeños productores que generan la denominada semilla “común”[1]. Este sistema contribuye con parte del abastecimiento de semilla para los pequeños productores y agricultura familiar. Los pequeños productores y la agricultura familiar, por lo general, no utilizan semillas mejoradas. Tradicionalmente producen, mantienen y seleccionan la semilla de sus propios materiales de siembra, utilizando incluso materiales y prácticas ancestrales. A estos productores se les conoce también como productores de semilla local o artesanal.
Según datos del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas INIA (2021), con base en encuestas aplicadas a 40 productores del Caserío Espinital, municipio Páez, estado Portuguesa, cerca del 90 % de los pequeños agricultores usan semillas de su propia cosecha, provenientes de cultivares locales; el 10% restante, usan semilla certificada de cultivares mejorados.
Esta modalidad de producción, generalmente se caracteriza por no utilizar tecnología de procesamiento y tratamiento poscosecha de semilla. En el procesamiento, utilizan herramientas simples, como apaleo de vainas, separación de impurezas, semillas y granos objetables por tamices manuales, agitadores de baja productividad y alto esfuerzo de trabajo, que encarece el valor de la semilla, compromete su calidad y, por ende, su efecto en la productividad en campo. Esta situación limita un potencial de producción de alrededor de 360 toneladas de granos de consumo por parte de los pequeños productores de la comunidad de Espinital, lo cual contribuiría con las demandas alimenticias de las poblaciones de los caseríos Espinital, Sabanetica, Mijagüito, Maratán y El Mamón del Municipio Páez del estado Portuguesa.
Ante esta realidad y en el marco del “Programa de Actualización y Modernización Industrial ONUDI-Venezuela”, el equipo local de ONUDI diseñó la Solución Técnica (TS 23) “Mejoras tecnológicas al proceso poscosecha de semillas y granos en la comunidad de Espinital / Estado Portuguesa” la cual forma parte de una cartera de proyectos piloto definidos y priorizados que se llevarán a cabo este año.
Este proyecto piloto propone introducir equipos para el desgrane, limpieza y selección de semilla y granos de caraota y frijol, con capacidad de procesamiento de 1,2-1,8 t/h, así como, tecnología de tratamiento de semilla y almacenamiento en silos herméticos metálicos, con capacidad de 9 toneladas, que permitan atender las demandas de semillas a los pequeños productores y agricultura familiar, así como la oferta de granos de consumo, para las comunidades rurales de los caseríos Espinital, Sabanetica, Mijagüito, Maratán y El Mamón, del Municipio Páez, estado Portuguesa.
Es importante indicar, que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA), desarrollan el proyecto de “Fortalecimiento de las potencialidades técnico-científicas en producción de semillas de leguminosas vinculadas a la agricultura familiar y campesina”, el cual, considera la capacitación a productores de la agricultura familiar y campesina, en el manejo agroecológico de los cultivos, mejoramiento genético participativo, aplicación de herramientas participativas para la evaluación y selección de cultivares, producción de semilla de calidad y creación de bancos locales de semilla de nuevos materiales de caraota, frijol y soya, en las localidades de Espinital, Maratán y Currucay de los estados Portuguesa y Monagas, respectivamente.
Esta iniciativa, ha contribuido con la conformación del “Comité Productivo Local”[2] para la producción de semilla local y granos de consumo, en el caserío Espinital, Municipio Páez, estado Portuguesa. Dicho Comité, agrupa directamente a 44 pequeños agricultores del caserío Espinital, así como, indirectamente a 23 productores del caserío Maratán, con el potencial para producir granos de consumo y abastecer a la población de las comunidades que la conforman. Cabe indicar que en el Caserío Espinital existen 52 familias que recientemente fueron beneficiadas con la entrega de lotes de terrenos productivos, los cuales pueden ser incorporadas como beneficiarias de la solución técnica propuesta por ONUDI. Datos aportados por el INIA (2021), indican que el 23 % de estos productores son mujeres con edades comprendidas entre 35 y 47 años y un promedio de experiencia en el área productiva de 11 años.
De igual forma, el Comité Productivo Local del Caserío Espinital, viene efectuando actividades de organización de la base productiva social, con miras de atender los requerimientos de semillas y de granos de consumo para las comunidades locales, pequeños productores y agricultura familiar, incluyendo los productores del caserío de Maratán y sectores aledaños.
Se espera que este proyecto piloto contribuya a garantizar semillas de alta calidad, de líneas avanzadas y materiales locales altamente productivos, con rendimientos potenciales superiores al promedio del sector; con esta oferta de semilla se estima una producción primaria de alrededor de 360 toneladas/año de leguminosas de grano, y con un ahorro de 44.576 USD/año en los costos del manejo postcosecha. Asimismo, permitirá la sostenibilidad de los resultados del proyecto de la FAO, antes mencionado, como parte de las iniciativas interagenciales complementarias entre ONUDI y la FAO.
Según cifras proyectadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en 2011, el Municipio Páez, conformado por las Parroquias Capital Páez, Payara, Pimpinela y Ramón Peraza, para el año 2020 agrupaba alrededor de 215.938 personas, distribuidas en 49.578 hogares; las cuales demandan alrededor de 1.460 toneladas de granos; es decir, la solución técnica de mejora puede contribuir con al menos el 25% de la demanda de consumo de la población del Municipio.
Asimismo, el proyecto piloto que implementará ONUDI prevé el fortalecimiento de las capacidades de los miembros que conforman el Consejo Productivo Local, a través de acciones de formación, en materia de gestión, distribución, comercialización, manejo poscosecha y control de calidad de la semilla de producción local, con miras a garantizar que sus actividades productivas sean autosustentables.
[1] La semilla “común”, por lo general no posee un origen conocido, ya que provienen de cultivares locales no incluidos en el sistema de certificación formal.
[2] Comité Productivo Local (CPL) refiere a un grupo de agricultores líderes de la comunidad, elegidos de forma participativa, los cuales se organizan para conducir procesos de mejoramiento de cultivos o cualquier otro proceso relacionado con la producción agrícola.
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